Deforestación en Indonesia

En un siglo en donde la humanidad ha tomado conciencia de que sus acciones alteran de forma irremediable el ecosistema del planeta, llama la atención la poca información que los medios proveen sobre el impacto mundial de la deforestación de Indonesia. Este archipiélago del Pacífico constituye el 1.3% de la superficie terrestre pero sin embargo es la segunda nación en biodiversidad terrestre y contiene la mayor biodiversidad marina del planeta. Sus bosques tropicales constituyen un 10% de la totalidad terrestre de los mismos y un 58% de la totalidad de la tierra indonesa. Actualmente Indonesia posee el lamentable récord mundial de la nación con mayor rapidez en el ámbito de la tala de árboles.

Indonesia es un país no muy conocido por el desarrollo industrial, sin embargo se le considera el tercer emisor de dióxido de carbono a la atmósfera, siendo la deforestación la causa principal de estas emisiones. Los problemas sociales como la pobre educación y la falta de oportunidades provocan la tala indiscriminable por parte de los campesinos pobres. La pobreza en Indonesia existe en las áreas urbanas, pero esta es menos severa que la que se encuentra en las áreas rurales. Setenta y cinco por ciento de la población de Indonesia depende de la agricultura para subsistir económicamente. En las islas del este es donde la pobreza se encuentra mayormente concentrada, pues el 95% de las personas son calificadas como indigentes. En esta zona las familias practican agricultura de subsistencia, aunque no logran abastecerse de suficientes provisiones para su diario vivir. Las prácticas inadecuadas de la agricultura y los estilos de vida son la causa principal del problema, sin embargo la degradación ambiental y la falta de mantenimiento de la infraestructura contribuyen a empeorar la situación.

La mayoría de esta actividad de la tala de árboles ocurre de forma ilegal, por lo que pequeños grupos han tomado las riendas en la concientización, además de grandes organizaciones como lo son “Conservation Internacional”. A estos grupos se ha unido el gobierno de la nación indonesa para cumplir con la reducción de las emisiones de CO2. Para lograr la disminución en un 37% de estas emisiones la nación indonesa ha solicitado el financiamiento de la comunidad internacional.

En la encrucijada de la deforestación de Indonesia se encuentra el establecer un balance entre la tala de árboles y la producción de aceite de palma. La producción de este aceite consume un total de más de 500,000 hectáreas de terreno indonés. Entre las utilidades que tiene este aceite están la producción del biodisel, jabones, cosméticos, vitaminas, entre otros. Además un total de 826,000 hectáreas están siendo utilizadas para el cultivo del arroz y otras 350 para el recogido de goma. El cultivo del aceite de palma podría ser beneficioso a nivel economico y social si es regulado correctamente.

Para reducir su impacto en la emisión de CO2, Indonesia ha desarrollado la energía geotérmica. Muchas de las zonas más ricas en energía geotérmica están dentro de área de bosque tropical, haciendo de esto un dilema de conservación. Las Naciones Unidas en un intento de controlar la situación, ha recomendado el programa REDD (Reduced Emissions from Deforestation and Forest Degradation), un programa muy unido a los créditos de carbón (“carbon credits”), mediante estos los países desarrollados hacen transferencias económicas a los países subdesarrollados para estimular la conservación de bosques tropicales y otras áreas para el disfrute de generaciones futuras.

Es importante recalcar que no solamente este problema ambiental afecta las emisiones de CO2 y la biodiversidad de la región sino que varios grupos humanos aborígenes se han visto seriamente afectados ya que su cultura es una de convivencia con el bosque.